MARÍA
introducción
A mí siempre me ha gustado María. Cuando éramos jóvenes nunca se lo dije, ni siquiera una vez que bailó conmigo en un guateque, porque era muy tímido. Además, según tenía entendido, a ella le gustaba Jaime. A su vez, a Jaime le gustaba Teresa, y esta amaba a Rodrigo. Total, que aquello era un lío y al final María acabó casándose con Manolo, que supongo sería menos tímido que yo. Y yo terminé casándome con Margarita, que de tímida no tenía un pelo.
nudo
El caso es que a pesar de todos aquellos enlaces, el único amor de mi vida, desde que la vi por primera vez, en aquel el verano del 68 y hasta nuestros días, es María.
Una calurosa mañana del verano pasado, estaba esperando el autobús para ir al centro, cuando en la paraba observé a una señora que me recordó a María; fue sólo una intuición, pues hacía muchísimos años que no la veía. Le pregunté si era ella y me respondió que sí. Yo le dije quién era y en eso llegó el autobús. Nos pudimos sentar uno al lado del otro y durante el viaje nos fuimos contando algo de nuestras vidas.
Me dijo que al final había estudiado medicina, que ya se había jubilado, que estaba separada, que tenía dos hijos que y cuatro nietos, y que ahora vivía sola en la casa que fuera de sus padres, que ya habían fallecido. Yo le dije que me había divorciado, que tenía una hija y dos nietos y que también vivía solo. Además, como ya había perdido la timidez de antaño, le dije que ella había sido el amor platónico de toda mi vida y que le iba a regalar un libro, escrito por mí en verso y prosa, que narraba mi gran pasión por ella. Le recite uno de los poemas contenido en dicho libro, titulado “MARÍA ES MI AMOR”; que dice así: Por la calle al sol / mi amor es quien viene. / Negros son sus ojos, / pelo negro tiene. // Por la calle al sol / mi amor ya pasó: / pasó la alegría / que jamás volvió. // Y en la calle estoy / del mismo lugar / por si alguna vez / volviera a pasar.
Ella se quedó impresionada y me dijo:
-Después de tanto esperar no me has visto llegar por esa calle de nuestra adolescencia, pero me has encontrado en la parada del autobús; y mi pelo ya no es ni tan negro ni tan largo como tú lo recuerdas.
Yo le dije que eso no tenía la menor importancia, que seguía queriéndola como siempre la había querido y que estaba encantado de poder decirle lo que no le dije entonces.
desenlace
Al final casi vivimos juntos, pues estoy más en su casa que en la mía. Ella es más prosaica y no me escribe versos de amor, pero me muestra su cariño con un estrecho control. Basta que me vaya a mi casa uno o dos días, y ya me está llamando mañana, tarde y noche para ver por dónde ando y qué hago. Cuando estamos juntos nos damos besos y nos hacemos caricias. Además, como soy hipocondríaco, me viene muy bien que mi gran amor sea médico y me tenga controlado. A lo mejor hasta terminamos casándonos.