jueves, 30 de abril de 2020

AMOR ETERNO Y SEGURO


AMOR ETERNO  Y SEGURO
© Juan Martín Ruiz


ILUSIÓN PROFUNDA

Son la ilusión profunda que no muere
y el sueño palpitante que navega
los que hacen que la dicha resucite
al ritmo de un amor que es mar abierto.

Bogando por las ondas de tu pelo,
bañado de misterios por la luna,
la noche de tus ojos me fascina
y a mundos primordiales me regresa.

La luz inmemorial de tu mirada
desvela la pasión que por ti siento
y el ansia de tenerte entre mis brazos.

La brasa de amapolas y claveles
me quema con los besos de tu boca
y enciende el fuego vivo de este amor.

TORMENTOS

Dios, sácame del alma estos tormentos,
tortura de estar viendo cuán lejanos
quedaron tan perdidos los momentos:
aquellos que brotaron de tus manos,

aquellos que entre asombro recibía,
los mismos que de sueño se forjaban,
que fueron tan de gozo, de alegría;
aquellos que otros mundos me mostraban.

La flor se marchitó mas su ceniza,
que impregna el aire azul de irrealidad,
entre pliegues del alma se desliza.

Besando van los bosques primordiales,
y hechizan, con total impunidad,
fragancias que se juzgan inmortales.

AUSENCIA

Esta es toda mi vida, que es apenas ausencia,
añoranza infinita que no va a terminar,
evocar noche y día tu querida presencia,
que es mi mundo perdido entre el cielo y el mar.

Entre el cielo y el mar, en lugar escondido,
donde moran los sueños y hay un bello jardín,
el que a veces vislumbro, de entre nieblas surgido,
con sus bellas barandas, las que adorna el jazmín.

Ya ni sé dónde estoy, si estoy muerto o si vivo,
ya no sé ni quién soy, o si el suelo que piso
es del mundo real, donde moro cautivo,
o es mi bello jardín, mi gentil paraíso.

¡Entre sueños, perdido, vivo yo condenado
a evocar tu perfil, tu perfil bien amado!

REYES MAGOS

Los reyes ya no vienen, como antes,
cuando esperaba ansioso su llegada,
ungidos de esplendor, de madrugada,
a lomos de camellos o elefantes.

Cargados de regalos rutilantes,
para que cuando raye la alborada
provoquen la ilusión, entusiasmada,
que brota de tan mágicos instantes.

Y para agradecerles sus presentes,
dejaba yo en la mesa del salón,
para sus majestades y sirvientes,

torrijas, mantecado y buen turrón,
selectos y embocados aguardientes,
así como un magnífico roscón.

MUNDO INVENTADO

Mi alegre corazón pasa triunfante
por ese mundo grato y tan amado,
que para mi solaz he generado
de una visión soñada y deslumbrante.

Lugar es de esplendor tan rutilante;
reside el gozo allí más anhelado,
palpita el corazón de haberlo hallado,
si bien estoy de tal lugar distante.

Mas soy yo muy feliz imaginando
que tengo allá mi hogar, allá mi vida.
Los tiernos pajarillos van cantando

al alba su tonada más sentida:
me van así sus trinos despertando
del sueño de esa dicha tan querida.

SUEÑO

Mi sueño no se sacia de soñarte.
Aquel mirar sagrado y siempre fiel
alumbra mi tormento más cruel,
tormento que me impide el olvidarte.

Te busco, te procuro en cualquier parte,
y evoco aquel aroma de tu piel,
aunque mi empeño amargue cual la hiel
de andar tras de tu amor y no encontrarte;

y ver tras el cristal de la agonía
que el viento de la muerte arrastra y lleva
aquel amor radiante que sentía:

el sueño que me hizo estremecer,
el vivo resplandor de mi alegría
que ya nunca jamás ha de volver.

AMOR DE IMPROVISO

De qué sirve esperar al amor puro,
si todo en este mundo está marcado
por la suerte fatal y a buen seguro
no existe el paraíso tan soñado.

De que sirve soñar con fantasías,
con campos verdecidos y lejanos,
si al cabo las contadas alegrías
escurren como el agua entre las manos.

Gocemos pues de Amor cual este llega,
gocemos de ese instante con fe ciega,
tan pronto como pose, de improviso.

Gocemos de esa mano que nos toca;
su amor que nos ofrece y todo evoca
será nuestro anhelado paraíso.

ILUSIÓN

Buscar ese mirar que me fascina,
que es don de la verdad y es puro cielo,
ese mirar azul que tanto anhelo,
esa ilusión vivaz que tanto anima.

Sentir que es ilusión tan peregrina,
que es ansia, que es pesar y que es desvelo,
que es triste y afligido desconsuelo,
que apenas es amor que se imagina.

Tu nombre de muchacha tan amada
resuena como un eco que intuía
ser canto de pasión idolatrada.

Tu ser que es de ilusión y fantasía,
de boca carmesí en sueño besada,
trasciende al ancho mar y a la poesía.

TRISTEZA

De noche e iluminado yo veía
aquel salón amado en mi soñar,
aquel en el que a gusto me sentía,
aquel rincón querido de mi hogar.

Soñé con ese hogar que tuve otrora,
compuesto de paredes y de puertas,
ventanas al ocaso y a la aurora,
refugio de mis horas más inciertas.

Fue así que abandonando lo que hacía,
corriendo al viejo hogar raudo subí,
mas antes de llegar ya presentía

que a nadie encontraría más allí.
La sala familiar está vacía,
la sala de ese hogar que yo perdí.

ABSORTO ANTE EL AMOR

Absorto ante el amor,
permanezco admirado
del tono tan brillante de esa flor,
del signo misterioso de su hado:

es luz que purifica,
canción que hace vibrar al sentimiento,
incienso que perfuma y se disipa
por todo el estrellado firmamento.

Amar es ver la luz viendo a la amada,
encanto en el sentir,
pisar por una tierra inmaculada.

Amar es, pues, fluir
al son inmemorial de una balada
que de este mundo vil nos hace huir.

SUEÑO DE ENCONTRARTE

Nada hay que nos impida ver muy claro
lo que este mundo ingrato nos ofrece,
en donde la ilusión al fin fenece,
así como el anhelo más preciado.

Mas muerto vive aquel que ensimismado
ignora todo aquello que florece,
pues nada ya en su mundo reverdece
y causa así dolor lo recordado.

Si al cabo cuanto vive ha de morir,
que parta para aquel lugar ignoto
llevando viva el alma y el sentir,

la flor de la pasión y la ventura;
el sueño de encontrarte y conseguir
aquello que no encuentra sepultura.

CENIZA QUE HUYE

Soy apenas un hombre que la vida transita,
como lo hacen los días, como lo hacen las horas;
soy ceniza que huye, soy humo que levita,
soy el eco distante de dorados otroras.

Soy un ente vencido que ha perdido su anhelo,
que en sus versos escribe cómo fue que voló
su verdad más sentida, su esperanza, su cielo,
y esa música amada que ya nunca se oyó.

Soy un ente que sufre y la vida cuestiono,
que cansado y sin fuerza va marchando a su fin,
en la nula esperanza y el total abandono.

Nada, pues, más espero, ni deseo luchar;
soy la cuerda quebrada de un quebrado violín,
soy el sueño perdido que naufraga en mar.

ESPERANDO

Murió hace tiempo ya cualquier anhelo
y el ansia inconsistente de triunfar;
apenas si me resta ya esperar,
sumido en un amargo desconsuelo.

Mi vida es padecer tanto desvelo,
angustias y tormentos sin cesar,
pues la siniestra esfinge del pesar
se muestra libre ya de todo velo.

Así que lo que resta de jornada,
quisiera, sin pensar, seguir andando,
ajeno a la fortuna tan ansiada;

ajeno a sueños vanos y a quimeras,
sin cuitas ni cuidados y esperando
poder al fin cruzar a otras riberas.

PORQUE MUERO

Hablando estoy de ti a las estrellas
y a toda la extensión del ancho mar,
a todo el esplendor de las esferas
que ostentan mi sentir y mi soñar.

Les hablo así de ti puesto que fuiste
el éter de misterios florecidos,
el puro amor por ti que tú ya viste,
el bosque de mis sueños más queridos.

Les hablo así de ti puesto que muero
sin comprender por qué tanto esplendor,
herido por un golpe tan certero,

marchita sin remedio cual la flor:
aquella que dio aroma a un mundo entero
regido por el ansia de tu amor.

PAPÁ

Papá,
hoy estoy comiendo solo
en un restaurante.
Frente a mí hay una silla vacía.
Imagino que estás sentado en ella,
frente a mí.

¡Hace tanto, tanto tiempo que partiste!
Pero en este momento te imagino aquí.
Estamos juntos, como cuando vivíamos
en el antiguo hogar.

Tenías tus defectos, yo también.
¡Nadie es perfecto!

Pero eras mi papá y todo me lo diste.
Mi alma se enternece al recordarte
y las lágrimas me brotan.

Sueño que estamos juntos,
uno frente al otro,
comiendo,
charlando,
bebiendo de este vino…
Como si el tiempo hubiera alterado
su imperturbable rumbo.

AMOR ADOLESCENTE

Por un frondoso pinar enlazamos nuestras manos,
y luego de andar un rato así enlazados
nos abrazamos fuertemente
y juntamos nuestras bocas por primera vez.

No hay palabras para describir
estos momento en que te tengo tan cerca.
Siento tu cuerpo contra el mío,
te estrecho todo lo que puedo
y noto cómo tus brazos y tus manos
también quieren retener, contra tu cuerpo,
todo mi ser.

Acaricio tu ondulado y nocturno cabello,
beso extasiado tus labios, tus mejillas,
tu frente, tus ojos…
Aspiro tu fragancia, y el Tiempo,
que avanza por los espacios infinitos,
se detiene para sacralizar el momento,
y para que sienta los latidos de tu corazón
y tú sientas los del mío:

corazones que mece el viento de la juventud
en el sagrado amanecer del Amor y de la Vida.

Los astros pueden seguir su rumbo.
La ilusión, los anhelos y hasta la propia existencia
pueden precipitarse en las tinieblas de la ausencia,
pero hay momentos inmortales
que vagan sin cuerpo por toda la Eternidad

EL TAXISTA Y EL ASCENSOR

Una noche un taxi nos llevó a casa.
Entonces tenía una familia y era un niño.
El taxista dijo
que vivíamos en un barrio muy bonito,
pero que era una pena que sus calles
tuvieran tantos baches.
Lo dijo dos o tres veces,
hasta que, por fin, llegamos a casa.
Nuestra casa tenía ascensor
y vivíamos en el último piso.
Yo tenía una familia y un hogar.
Era feliz, muy feliz, sin percatarme de ello.
Pensaba, en aquel entonces,
que la vida era larga, larga, larguísima,
y que el tiempo pasaba lento, lento, lentísimo.
Todo lo contrario de lo que acontece ahora...
Pero volvamos a los tiempos felices,
cuando tomábamos el ascensor
que nos subía a todos a casa.
Ese ascensor tenía un aroma espacial,
un olor entrañable que indicaba
que habíamos llegado al hogar:
a mi mundo más intimo y más mío.

TIMIDEZ

Timidez
en los aires de otrora,
en los ojos que miraron
y que miran,
y en el sueño inacabado
que palpita.

Las estrellas de mil noches
guardan el secreto
de aquellos momentos
que el viento lleva,
que navegan,
revividos.

OTOÑO

Cerré la puerta cierto día,
salí de casa y fui al parque.
Mojada estaba la tierra,
graciosa en su perfume.
Era otoño, de encantadora fragancia
y mágica melodía.
Entonces las hojas caídas no presagiaban
el ocaso de la juventud.

JARDÍN DE LA ALEGRÍA

Cantábamos en filas paralelas,
unos frente a otros,

Al jardín de la alegría
quiere mi madre que vaya,

los niños y las niñas
en el patio vecinal.

a ver si me sale un novio,
lo más bonito de España...

Una niña me había cogido de la mano
e íbamos ambos enlazados, danzando
alegremente compás de la canción.

Vamos los dos, los dos, los dos,
vamos los dos en compañía...

Luego me tocaba a mí elegir a la que más me gustase,
para hacerla mi compañera durante un rato.

Vamos los dos, los dos, los dos,
al jardín de la alegría…

CAFÉ

Cuando era niño tenía una amiguita.
Una vecina nuestra, a veces,
nos invitaba por las tardes,
a su casa, a tomar café.
Solía dejarnos solos en la cocina,
nos dejaba el café recién hecho,
en una cafetera.
Entonces imaginábamos que aquel era nuestro hogar,
en el que vivíamos juntos,
unidos por un amoroso lazo.

JARDÍN

Pensamientos…,
y la mirada perdida
entre el verdor poblado de fragancias
y el arrullo de la fuente.

Todo pasó,
hasta el dolor,
como el agua que corre.

Entre musgos y yedras
quedan quietos mis ojos:
parados,
parados como esa voz que brotaba en la garganta;
estáticos como los árboles,
que crecen y florecen
y sueñan con el mar
sin conocerlo.

ANTE EL RETRATO DE MI MADRE

No hay estrellas en todos los firmamentos
como los dientes de tu boca:
blancos, tras la sonrisa de tus labios.

No hay brillo tan profundo
como el mirar de tus benditos ojos.

No hay ondas tan altivas
como las de tus sagrados cabellos.

¡Y esas blancas manos,
hechas para mi sustento y alegría,
que aguardan por toda la eternidad!

SANTO EN EL BURDEL

¡Hola a todos!
Soy una talla en madera de San Juan Bautista.

Fue la madama del burdel donde habito
quien me compró en la tienda de antigüedades.
Llegué a mi nuevo hogar ataviado de parca vestimenta.
Apenas unas pieles mal curtidas cubrían mis vergüenzas
mientras bautizaba en el Jordán.

Una de las chicas me hizo una túnica de seda
bordada con hilos de oro.
Presidiendo mi oratorio parezco el gobernador de Galilea.
En mi honor las flores se renuevan diariamente
y se encienden velas perfumadas.

Ora postradas, ora en franca camaradería,
estas gratas señoritas me tienen por amigo y confidente.

¡Mas ay, Señor!,
ando perdido entre muslos de bronce,
pechos de nieve y esféricas caderas...
¡Qué lástima ser sólo de madera!

CARTA AL CAPITÁN TRUENO

Vuelve, Capitán Trueno;
hazlo para que todo vuelva e ser
como cuando de niño compraba en el kiosco,
una vez por semana, tus historietas.

¡Aquellos sí que era buenos tiempos!

Si no puedes volver,
al menos escríbeme una carta y dime cómo te va.

A veces siento curiosidad por saber qué fue de tu vida:
si aprobaste una oposición y te convertiste en funcionario,
o si ya te jubilaste y juegas a la petanca,
en el parque, con otros viejos,
y la pensión, con tanto recorte, no te llega a fin de mes.

O tal vez te metiste a político o a burócrata o a banquero,
y tu justiciera espada se tornó charlatanería aburrida y falsa.

Pero como la esperanza es lo último que se pierde,
en el fondo tengo la certeza de que nada de eso ocurrió

Supongo que no vuelves
porque fuiste víctima de algún hechizo,
y te encuentras prisionero en un lugar
donde no hay tiempo ni espacio;

y supongo también que recuerdas con nostalgia
tus aventuras pasadas,
y deseas volver a ver a tus fieles compañeros;
y cómo no, a tu novia Sigrid,
a la que nunca vimos con minifalda,
pero tan bella, tan rubia y tan valiente.

También supongo que en ese lugar
muchas mañanas has llorado al despertar
y ver que todo aquello pasó,
y que tu vida se consume:
sin poder socorrer al oprimido,
sin poder tomar partido por la causa justa,
sin que lo tiranos prueben tu acero,
sin poder liberar al cautivo
porque tú mismo eres cautivo.

¡Vuelve Capitán Trueno!

Rompe las cadenas de tu prisión y tu exilio,
regresa a nuestro mundo perdido,
lleno de peligros pero lleno de vida.

Vuelve porque la nostalgia duele
y no es bueno recordar cuando nada se tiene.

ROSA MISTERIOSA

Ver brillar nuevas estrellas
por el vasto firmamento,
tan amado.
Contemplar rosas tan bellas,
que acunan al pensamiento,
embrujado.

La canción de la esperanza
brota de mi corazón,
tan herido;
con acordes de añoranza
que me iluminan la razón
y el sentido.

Pasan veloces los días,
cual las hojas voladoras
al morir.
Llegan penas y alegrías,
brillan ponientes y auroras
al sentir.

Oigo la canción que evoca
lo que fue otrora mi vida,
tan dichosa:
la que a los sueños convoca,
la de la pasión perdida,
luminosa.

Por el campo verdecido,
donde la rosa de otrora
florecía,
resucitan del olvido
esplendores de otra aurora
que era mía.

De aquel dorado esplendor,
su más hermosa canción
se afianza,
y el aroma de esa flor
alumbra en mi corazón
la esperanza.

VIENEN DEL NORTE Y DEL SUR

Vienen del norte y del sur
las aves surcando el cielo,
atravesando montañas,
altas crestas, calmos ríos,
planicies, desfiladeros,
las olas del mar inmenso.

Vienen del norte y del sur
y son hermanas del viento,
del viento que las sustenta
en su mágico elemento.

Vienen del norte y del sur,
los recuerdos, los suspiros
de aquellos vientos perdidos.

PARA QUE YO ME LLAME

Para que yo me llame
por el nombre que es mío,
habré de navegar
por un desierto frío.

Mi nombre se esfumó
en el funesto día
en que partió mi ser
con toda su alegría.

Mi nombre está flotando
en un lugar perdido,
en horas que existieron
y nunca han revivido.

Mi nombre resucita
en mundos tan ignotos
que solo se vislumbran
en muy antiguas fotos.

De tierras del olvido
son de las que me alejo
si brota el espejismo
del fondo del espejo.

NOCHES...

Noches de verano,
noches de otro tiempo:
viven en el alma
y en el pensamiento.

Noches de alegría,
de gran esplendor,
donde despertaban
los sueños de amor.

Noches que no vuelven,
noches bien amadas,
guardan en su seno
bellas madrugadas;

tiempos ya pasados
que esta noche oscura
reviven el sueño
que tanto perdura.

¿Cuándo volverán
las noches aquellas,
en que se fraguaban
todas las estrellas?

POR LA CALLE AL SOL

Negros son sus ojos,
pelo negro tiene.
¡Por la calle al sol
mi Amor es quien viene!

Pasa engalanada
de la gran virtud
que es la juventud
que ostenta mi amada.
Siempre idolatrada
mi amor la mantiene.
¡Por la calle al sol
mi Amor es quien viene!

Al verla pasar
mi alma se embriaga,
y de amor la daga
vuelve a penetrar
con furia sin par,
y herido me tiene.
¡Por la calle al sol
mi Amor es quien viene!

MEMORIA

Una suave melodía
alumbra con su relato
la noche de la añoranza
y este tan viejo retrato.

Una canción es capaz
de navegar por el tiempo,
como navega una lágrima
por la faz del sentimiento.

Un huracán de emociones
gira en pos de lo perdido,
como un ritmo trepidante
encadenado a su sino.

Por el éter del recuerdo
y aunque yo no lo quisiera,
transita el eco inmortal
del esplendor de tu estrella.

EL TIEMPO SE ME AGOTA

Cuánto tiempo hace que espero
mi retorno y salvación
en los versos que recito,
a despecho del certero
tormento que al corazón
da mi destino maldito.

Cuántas noches he añorado
la canción de la alegría.
Cuántas lágrimas afloran
por la luz que ya ha menguado:
la que otrora fuera mía
y los sueños rememoran.

Cuando mis versos escribo
voy desvelando momentos
de canciones del pasado,
y lo que apenas consigo,
lagrimas son, y lamentos,
por perder lo más amado.

El tiempo pasa impasible
y me acabo y me consumo,
mientras el llanto es quien brota:
pues añoro lo imposible,
pues mi anhelo es solo humo
porque el tiempo se me agota.

CAPRICHO DEL HADO

¿Quién genera mi lamento?
Tormento.
¿Quién me impide ver el cielo?
Anhelo.
¿Quién me abrasa el corazón?
Pasión.
Ando pues sin solución,
pues el capricho del hado
a los tres me tiene atado:
Tormento, Anhelo y Pasión.

TRISTEZA SIN FIN

Lleva el río profundo
la palabra tan leve,
la de los tiempos idos
y el instante tan breve.

¡Cuánto sueño que brota
de pasados momentos!
¡Cuánta ausencia que crea
los más duros tormentos!

La ilusión va forjando
lo que no ha de volver,
la fragancia de otrora,
el verdor del ayer;

lo que nunca regresa,
lo que fue y no será,
lo que estando ya muerto
nunca más morirá.

GENUINO ESPLENDOR

En un tiempo muy remoto,
por algún conjuro ignoto
sentí la vida cantar.
Fue la canción de otra era,
de una hermosa primavera
de acento tan singular.

Vago por estos lugares
en que ausentes de pesares,
libres, mis ojos miraban.
Sin saber bien cómo fue,
ni una causa ni un porqué,
todos los sueños acaban.

En estas horas de invierno
algo se torna más tierno
y calma mi desventura;
pues se encienden los faroles,
los fugaces resplandores
del parque en la noche oscura;

parecen nuevas de auroras
que me retornan a horas
de genuino esplendor,
cuando alegre amanecía
un alma que florecía
a despecho del dolor.

SOÑADO FIRMAMENTO

Tan solo
el paso leve del viento
revive en el sentimiento
mi hora,
e imploro
para al fin poder sentir
cuanto no pude vivir
otrora.

Te siento,
aunque el tiempo haya pasado,
aunque te hayas olvidado
de mí,
y aliento
la esperanza de encontrarte,
pues nunca dejé de amarte,
a ti.

Me atrapan
los parajes añorados
y los días tan amados,
tan idos;
y escapan
lagrimas de estos mis ojos,
desterrados y entre abrojos,
perdidos.

Yo soy
el que ama lo que ha muerto,
quien naufraga en mar incierto,
soñando;
y estoy
de dolor crucificado,
y entre ondas del pasado,
boyando.

Cautivo,
llevo en mi alma, llevo en mí,
grabado cuanto perdí,
a fuego.
Revivo
y en la magia de un momento,
en soñado firmamento,
navego.

TAN FUERA DE CONTROL

Cual es la luz del sol,
tan alta fue mi dicha,
y hoy anda mi desdicha
tan fuera de control.

Por sueños inmortales
corrió la juventud
con la alegre virtud
de tiempos tan vitales.
Mas queda en los anales,
en un bello arrebol,
aquel cielo distante,
tan fuera de control.

Y han quedado las rosas
que otrora florecían
sin saber que serían
espinas dolorosas,
al evocar las cosas
que en un rojo crisol
fundiolas el destino
tan fuera de control.

VAGO POR DONDE NACÍ

Vago por donde nací,
por un mundo singular,
donde moran espejismos
y la luna va regando
sueños que vienen y van.

Por los bordes de la aurora
cabalgan raras visiones,
brillan mágicos reflejos;
tocan los duendes la lira
que hechiza los corazones.

A cada paso que doy
todo muda, todo cambia:
lo que fue pesar, es dicha;
el gozo se torna llanto
y el cuerpo se vuelve alma.

Y cuanto el sueño edifica
el viento lo desmorona.
Suena apenas por el aire
el arpa de la añoranza,
que llorando, se demora.

BELLO JARDÍN

Por el centro del río van nadando los patos.
Para medir los versos he de contar hiatos.

Voy contando y midiendo lo que mide el jardín,
a donde iba Susana, que tocaba el violín.

El jardín era hermoso, era hermosa la flor,
cuan hermoso era el canto del gentil ruiseñor.

Por tan bello lugar ya pasó mi alegría,
pues pasó la muchacha, la que tanto quería.

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Canta la cigarra su bella canción
mientras que la hormiga vuelve al hormiguero:
ella va en silencio, va por el sendero,
llega a su morada oyendo ese son.

Hay voces que dicen que es una holgazana,
porque la cigarra canta y no trabaja,
e incluso que a veces juega a la baraja
y se va de farra si le da la gana.

Pero lo que es cierto, es que su canción
hace que la dicha, como el aire, llegue;
mientras que su son a todos nos cede
aires de esperanza, ritmo al corazón.

Todas las hormigas aman ese canto,
porque su trabajo torna más ligero
el ritmo armonioso, cálido y sincero,
de esa gran amiga que es todo un encanto.

Y cuando en invierno la tierra se hiela,
en el hormiguero tienen un cuartito,
lleno de viandas y bien calentito,
donde la cigarra canta una zarzuela.

MAR CONTAMINADO

¡Oh, Mar Salado!, altivo y tan bravío,
fuente de inspiración de tantos bates,
en tertulias, monólogos, debates...
¡Tú que ostentas poder y señorío!

Han cruzado por tus aguas los piratas,
los bajeles de Basora hasta Ceilán,
bucaneros y la flota del Gran Kan,
y marinos que iban siempre en alpargatas.

Hoy te ves lleno de mugre, de basura,
y de plástico tu seno está plagado.
Sean desechos de un cuartel o de un mercado,
todo arrojan a tus aguas sin mesura.

CUERPO Y METEOROLOGÍA

Nieva mucho por aquí,
hace un frío que me espanta,
que congela la garganta,
y cuando el clima está así:
¡cuánto se añora una manta!

Esto de andar desvestido
o bien a cuerpo gentil,
siendo diciembre y no abril,
me hace perder el sentido
porque no es nada sutil.

El frío me está dejando
los pies tan agarrotados,
los testículos helados,
¡y como siga nevando
he de quedar congelado!

¡Cuán profunda desazón!
¡Con tiempo desapacible
es que sufro lo indecible,
se me nubla el corazón
y se me hace imprescindible

ese tu cálido amor!;
pues es toda una gozada,
a despecho de la helada,
entonarme con tu ardor.
¡Oh mi Bien! ¡Mi dulce Amada!

GORRIONCITO AMOROSO

El gorrioncito amoroso
tiene hambre y pide pan.
Viene alegre, presuroso,
baja raudo del desván.

Yo le di un buen pedacito
del bizcocho que tenía;
y le resultó exquisito:
bien lo sé, pues salta y pía.

Él llamó a la gorrioncilla
con la que vive contento,
por si acaso le placía
disfrutar del alimento.

Bajó pronto el avecilla
a juntarse con su amado,
y fue a posarse en la silla
donde él se había posado.

Así los dos, tan felices,
dieron cuenta del bizcocho,
y se fueron a dormir
pues eran más de las 8.

MORIR DE AMOR

Debajo de un chopo
de hojas temblorosas,
cantan las cigarras,
vuelan mariposas.

Un lindo rosal
cerca se encontraba,
donde, tan feliz,
la avispa libaba.

Hubo otrora allí
un grillo muy lindo,
llamado por todos:
Grillo Gumersindo.

Ese buen grillito
tuvo un gran amor,
que era mantenido
con celo y fervor.

Apenas la noche
teñía la floresta,
los grillos reunían
su mágica orquesta;

mas nuestro grillito
no se concentraba,
porque a su querida
ya nunca la hallaba.

Y así, noche y noche,
y así, día tras día,
por más que buscaba
nunca aparecía.

El buen Gumersindo
la vida dejó
porque sin su amada
de pena murió.

De ese amor tan grande,
de fama notoria,
por todo el rosal
se guarda memoria.

Hace ya algún tiempo,
como era mi amiga,
eso me contó,
Rosita, la hormiga.

Lo mismo contaba
el grillo Fujita,
el gran samuray
que viste levita;

así como Elena,
la abeja jovial,
cuando de mañana
hacía su panal.

INSECTOS

¿Quién chupa sangre un poquito?
Mosquito.
¿Quien come moscas con saña?
La araña.
¿Quiénes se llevan las migas?
Hormigas.
Son, pues, esas mis amigas,
las que se han de alimentar
de forma tan singular:
mosquito, araña y hormigas.

BANDIDO

Me encontré con un bandido,
allá por Sierra Morena,
entregado a su faena
y por ello perseguido.
Él nunca hubiera querido
ejercer tal profesión,
mas le nubló la razón
el ejemplo de un gobierno
que al pobre manda al infierno
y dignifica al ladrón.

ME SACAN LA MANTECA

Lo atribuyen a un mal fario,
mas no pago la hipoteca
pues me sacan la manteca
en un trabajo precario.
Tengo un mísero salario
que para nada me alcanza,
en cuanto llenan la panza
políticos y banqueros,
que nos roban los dineros
sin medida ni templanza.

AMORES

Esos parpados hermosos,
mi soñada Ana María,
¡son ventanas de tus ojos
y hechizo del alma mía!

Mi corazón, afligido,
por Amparo es un clamor.
¡Está triste y malherido
porque rechaza mi amor!

¡Mi cariño es verdadero,
mi soñada y bella Ester!
¡Y con certeza me muero
si ya no te vuelvo a ver!

¡Ay, mi amada Margarita,
tú tienes nombre de flor!
¡Eres morena y bonita
pero no me das tu amor!

¡Ay, mi Rosa, mi morena,
no puedo vivir sin ti!
¡Me besaste en la verbena
y ya nunca más te vi!

¡Ay, Maruja de mi vida,
cuando te veo pasar,
mi corazón en seguida
late y late sin parar!

¡Ay, Anita, mi mulata!
¿Por qué eres así, tan fría?
¡Tu indiferencia me mata
y vivo sin alegría!

¡Aurora, mi gran pasión,
con nombre de madrugada!
¡Me robaste el corazón
En una noche estrellada!

¡Ay, Laurita, mi gitana,
hechizado por tu cante,
por tus ojos, mi tirana,
yo te sigo a cualquier parte!

¡Ay, mi Susana querida,
de ojos negros, matadores!
¡Sucumbir en ti quisiera,
fadista de mis amores!

ROMANCE DEL PERRITO PEQUINÉS

Estaban los Reyes Magos
con un muy serio problema,
pasando muy malos tragos
en situación muy extrema.

¡¡Cuán difícil resultaba
bregar con el pequinés
que tan ansioso esperaba
el niñito tailandés!!

Aunque era pequeñín
el perrito referido,
se escapó por un jardín
y lo daban por perdido.

No es que fuera su intención
ser un perro vagabundo,
sino que fue la pasión
quien lo puso furibundo.

Andaba una pequinesa
por el extenso jardín
de una dama japonesa
y un famoso mandarín.

Saeteado por Cupido
corre nuestro perro chato,
cual galán muy atrevido
a gozarla por un rato.

Mas he aquí que la perrilla
no estaba por la labor
y subiéndose a una silla
ladra presa de pavor,

despertando a todo el mundo
y alertando al rey Gaspar,
que no duda ni un segundo,
en el jardín penetrar

para hacerse con el can,
que no salió bien parado.
Cuando por fin se lo dan:
un mordisco le ha pegado

la perrita pequinesa,
además de un zurriagazo
que la dama japonesa
le atizó en el espinazo.

Y el bueno del rey Gaspar
casi se busca un disgusto;
fue acusado de allanar
y de derribar un busto.

Y cuando ya parecía
que de forma conveniente
el reparto proseguía,
el can huye nuevamente.

A pesar de lo ocurrido
sigue buscando pareja;
de Melchor el perro ha huido
y se va tras una oveja:

un óvido impresionante,
mas no era su intención
ejercer de dulce amante
de un perrito juguetón;

así pues, como insistía,
arremete contra él,
y aunque no lo pretendía
lo estampa contra un tonel.

Corre raudo Baltasar
a recoger al perrillo,
y con no poco pesar
observa que aquel diablillo

yace harto magullado;
así que le aplica ungüento,
para verlo mejorado
de suceso tan violento.

Y dando muestras de enfado,
coge al can que se fugó
para ser por fin llevado
al nene que lo pidió.

Llegan así, sin demora,
a un edificio bien alto,
que es donde ese niño mora;
y de esta historia resalto

que hay que subir un buen rato
hasta el piso ochenta y dos,
y además del perro chato,
pidió el nene unos yoyós.

No funciona el ascensor,
para complicar el tema.
¡No puede haber mal mayor
ni tan inmenso problema!

Después de tanto bregar
habrá que subir andando,
y el bueno de Baltasar
decide subir cantando;

Pero cuando se encontraba
en el piso treinta y tres,
de nuevo se encandilaba
el perrito pequinés.

A falta de pequinesa
persigue por la entreplanta
a una gatita siamesa
que al verlo mucho se espanta.

De nuevo se duele y queja,
este perro desdichado,
pues la gatita le deja
todo el hocico arañado.

Con infinita paciencia,
el pobre de Baltasar,
usando toda su ciencia
logra por fin escalar

hasta el piso ochenta y dos,
y al niño, el perro dejar,
además de los yoyós,
sin que se deje notar

su loable cometido.
Después de tanto ajetreo
el can se quedó dormido,
hasta que el suave gorjeo

de un pajarito amarillo,
cuando empieza a amanecer,
despierta a nuestro perrillo,
que asombrado puede ver

cómo una perra gigante,
descomunal gran danés,
lo mira con ojo amante
de la cabeza a los pies.

ROMANCE DEL OSO GOLOSO

Ocurrió muy de mañana:
estaba en Carabanchel
una moza muy lozana
vendiendo tarros de miel.

A comprar, este y aquel,
hasta ella se acercaban,
cuando de pronto un tonel
que dos chiquillos rodaban

por desgracia fue a romper
los tarros que ella portaba;
pudiendo la gente ver,
cuán compungida quedaba.

Mas al rato aparecía,
aunque no parezca lógico,
un oso que se decía
escapado del zoológico.

Al ver la miel derramada
la devora con fruición,
evocando otras veladas
de gozo en su corazón.

Y en su completa alegría
sus ojos miran al cielo,
olvidándose que había
mucho cristal por del suelo.


Así que sin darse cuenta
se nos hiere una patita,
y al ver la herida sangrienta
le ponen una tirita.

Curativo insuficiente
para atajar ese mal,
por lo que inmediatamente
lo llevan al hospital.

Allí empiezan los problemas;
los servicios recortados,
amén de otros anatemas
contra los osos fugados:

que si no tiene papeles…,
que si el bicho es ilegal…,
que si se comió las mieles…,
que si puede hacer el mal...

A vejación lo someten,
lo vendan en un pasillo,
en un cuartucho lo meten
y le cierran el pestillo.

Cuando todo parecía,
por conclusión evidente,
que al final acabaría
enjaulado nuevamente,

surge un príncipe gorrón;
muy ocioso él caminaba
y a raíz de aquel follón
con la moza se topaba.

La encuentra desconsolada,
con los tarros por el suelo,
y al ver que era divorciada
él le ofrece su consuelo.

Aunque era una plebeya,
estaba de muy buen ver,
y se le antoja tan bella
que la hace su mujer.

Se alojan en un palacio,
les pagamos su sustento,
disponen de mucho espacio
y saben vivir del cuento.

Como tienen adosado
un suntuoso jardín,
el oso ha sido adoptado
y lo llaman Serafín.

ROMANCE DE LOS MUERTOS ENAMORADOS

Había una vez un joven
que mucho se encandilaba
con una muchacha hermosa
a la que tanto él amaba.

Y pensando siempre el ella,
el chico ya no dormía,
por ello es que el torturado
gran insomnio padecía.

De tanto el pobre velar
iba siempre adormilado,
y sin rumbo por la calle
andaba muy despistado.

Caminaba distraído,
solo a su amada veía,
y a causa de tal despiste
al pobre pilló un tranvía.

Como era bueno y creyente,
muy pronto al cielo llegó,
y entre ángeles sin sexo
durante un tiempo vivió.

Mas su amor era tan hondo,
que la imagen de la amada,
aún en el Reino Celeste,
al pobre lo torturaba.

No se lo pensó dos veces,
a nadie lo consultó,
mas de tan enamorado
de los cielos se escapó.

Convertido ya en fantasma
por su antiguo barrio vaga,
sollozando sus tormentos,
su fortuna tan aciaga.

La causante de sus males
ni se puede imaginar
que el lamento de la calle,
de un fantasma, es el penar.

Además, como está viva
y es un ente terrenal,
ella se ha buscado un novio
y hacen el amor carnal.

Y nuestro humilde fantasma
mucho padece por ello,
y hasta a veces se arrepiente
de haber huido del cielo.

Tan nocturno y torturado
va arrastrando su gemir,
que molesta al vecindario
porque no deja dormir.

¡Mas quien ama siempre vence,
y esta noche, en un portón,
ha encontrado a un alma en pena
Que llora su desazón!

Es una muerta muy linda:
un fantasma, como él,
que llora por la traición
de un novio que no fue fiel.

Así que ambos despechados,
ambos muertos por amar,
se encandila uno del otro
y dejan ya de evocar

a aquellos que no merecen
recibir amor tan puro.
¡Y uno al otro se han jurado:
amor eterno y seguro!


FIN

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